Por Jorge Capelán, RLP/TcS.
Como al gobierno sueco no le interesa la suerte de los extranjeros en su país y en cambio sí le interesa andar mandando espías a Cuba, las perspectivas de que se resuelva el problema de los 19.000 extranjeros analfabetas que viven en su suelo son nulas. Este ejemplo ilustra a la perfección lo absurdo de las situaciones creadas por las élites dominantes en los países imperialistas.
Esta semana, la organización de las comunas y las regiones de Suecia, SKL, dio la voz de alarma ante el hecho de que al país escandinavo cada vez llegan más inmigrantes que nunca han ido a la escuela o que sólo lo han hecho un tiempo, lo que les dificulta aprender el idioma sueco e integrarse a la sociedad.
Se calcula que en la actualidad hay unos 19 mil extranjeros analfabetas. Los profesores de los programas de sueco para extranjeros confirmaron las quejas de SKL y apoyaron su demanda de mayores recursos para atender a este grupo.
La ministra de integración de Suecia, Nyamko Sabuni, dijo a los medios que lo prioritario no era dedicar tantos recursos para que los extranjeros aprendan sueco, mucho menos para que se alfabeticen en sus lenguas maternas:
"La mejor manera de que aprendan sueco es a través de la práctica, es decir, a través de prácticas de introducción al trabajo que les den la chance de practicar el sueco. Si uno no está acostumbrado a estudiar, no basta con sentarse en el aula de clase unos años en el programa de sueco para inmigrantes", aseguró.
O Sabuni es analfabeta, o se hace. En primer lugar, se sabe que esas prácticas muy rara vez conducen a un trabajo. En segundo lugar, en una sociedad como la sueca no hay nada que una persona que no sabe leer y escribir pueda hacer.
Si se quiere que los extranjeros se integren a la sociedad es necesario que tengan las condiciones para aprender el idioma lo mejor y más rápido posible. En el caso de los extranjeros analfabetas, un primer paso fundamental es que aprendan a leer y escribir en su propio idioma.
Nyamko Sabuni milita en el Partido Popular sueco (Folkpartiet), un partido que desde hace varios años trata de reclutar votos de la derecha más xenófoba, por eso lo que a ella lo que menos le interesa es discutir seriamente los problemas de los inmigrantes.
No en vano hace tiempo ella proponía gastar muchos millones de coronas en exámenes ginecológicos obligatorios a las niñas inmigrantes para saber si habían sido objeto de ablación del clítoris - una medida tan patológicamente retorcida que recuerda algunos métodos usados por los nazis contra los judíos, los gitanos y otros grupos allá por los años 30 del siglo pasado.
Si Suecia fuese un país más o menos normal y no el antro de racismo desenfrenado, militarismo rampante y privatizaciones desbocadas en el que se ha convertido desde hace unos años, entonces tomaría seriamente el asunto del analfabetismo entre los extranjeros y buscaría cómo dar respuesta a ese problema.
Por unos pocos millones de coronas, Suecia podría alfabetizar a esos casi 20 mil inmigrantes en tiempo récord. Todo lo que hace falta es ir a Cuba y aprender el método cubano "¡Yo Sí Puedo!" con el que han aprendido a leer y escribir millones de personas en el mundo y cuya efectividad es reconocida y avalada por la UNESCO.
Con ese método, un adulto aprende a leer y escribir en 65 lecciones durante un período de entre 7 semanas y 3 meses. Sólo hace falta un profesor no-calificado, un libro de texto por alumno, un manual y 17 vídeos. El método ha sido traducido a varios idiomas, y hasta hay una propuesta de traducirlo al Árabe.
Si Suecia aplicase este método en un gran número de grupos de inmigrantes con diferentes idiomas, seguramente generaría experiencias muy valiosas que permitan extender el programa a muchos otros países, con lo que en realidad estaría haciendo una contribución no solo dentro sino también fuera de sus fronteras.
Pero las élites dirigentes suecas están demasiado preocupadas en vender armas o proteger los beneficios de la banca como para tomar en serio los problemas sociales que están creando en sus propias poblaciones.
En el caso de los partidos de la Alianza derechista en el poder, están demasiado interesados en mandar a Cuba espías como el político demócrata cristiano Aron Modig como para pensar en cosas serias, como la cooperación en la lucha contra el analfabetismo.
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