Por Jorge Capelán, RLP/TcS.
De todos es conocido que el mundo enfrenta
una serie de peligros muy graves: El calentamiento global y otras
catástrofes ecológicas, guerras termonucleares y de otros tipos,
abismales diferencias sociales y económicas, colapsos financieros,
etcétera. Por eso debemos ser capaces de discernir qué es noticia y qué
lo es menos o del todo no lo es.
El problema de la mutilación genital femenina
es muy serio y afecta a millones de niñas en todo el mundo, pero cuando
este tema se usa como pretexto para perseguir y discriminar masivamente
a grupos sociales corremos el riesgo de convertirnos en instrumentos de
intereses que nada tienen que ver con los derechos de la infancia.
En estos momentos circula por los medios la
"noticia" de que en una comuna (municipio) de Suecia se descubrió que
una gran cantidad de niñas habría sido víctima de la horrenda práctica
de la mutilación genital, incluso en su
variante más extrema, consistente en la extirpación del clítoris y los
labios de la vulva, cosiéndose la vagina de la menor de modo que solo se
deja un orificio muy pequeño.
En el caso de esta noticia en particular, los medios informan
que desde el mes de marzo, en la comuna de Norrköping fueron
descubiertos unos 60 casos a partir de que las autoridades escolares
decidieron realizar una encuesta a cada una de las alumnas de primaria.
De esos 60 casos, 30 pertenecerían a una misma clase.
La encuesta fue ordenada por el Ministerio de
Educación, y cada uno de los casos descubiertos fueron remitidos a las
autoridades de asistencia social para que en cada uno de ellos éstas
decidan si se amerita la realización de una denuncia ante la policía. En
Suecia, el someter a un menor a la mutilación genital es penado por la
ley en caso de que el menor resida en Suecia. También es penado que los
padres de familia envíen al menor al extranjero a realizarse una
operación que lo mutile genitalmente.
Según la Organización Mundial de la Salud
(OMS) unos 140 millones de mujeres y niñas, la mayoría de 15 o menos
años de edad, sufren en la actualidad las consecuencias de esta bárbara
práctica. Se calcula que en unos 28 países de África hay 92 millones de
mujeres y niñas de más de 10 años que han sido objeto de la mutilación
genital femenina. También se practica este tipo de vejaciones
en países asiáticos y del Medio Oriente como Malasia, Yemen e
Indonesia, así como en unos pocos grupos étnicos de Centro y Sudamérica.
Las razones que diferentes grupos dan para someter a las niñas a este tipo de mutilación
pueden ser de varias clases: control de su sexualidad; aumento del
placer sexual del hombre; identificación tribal o étnica; iniciación de
las niñas en la edad adulta; razones de tipo religioso y hasta de
supuesta higiene y estética.
Varios países africanos han clasificado esta práctica
como un crimen, y la misma es ilegal en casi toda Europa con la
excepción de Irlanda e Italia. La emigración de habitantes
principalmente africanos hacia otros países, especialmente a los
imperialistas occidentales de Norteamérica y Europa, ha difundido esta
práctica por el mundo, llegándo a convertirla en un problema social
importado. Sin embargo, la existencia de este problema también se
convierte en una herramienta que permite someter a grupos sociales
enteros a un control arbitrario con la excusa de proteger a grupos en
supuesto riesgo.
Hay que decir que Suecia es un país en el que el
racismo goza de una impunidad, que si bien no es absoluta, se le acerca
bastante. La gran mayoría de los suecos no es racista, pero la mano
contra los racistas es muy blanda y éstos cuentan con el apoyo del
poder. Como dice el escritor Jens Lapidus, “en Suecia existe un profundo racismo oculto”.
Una serie de hechos sobre el país escandinavo son
ampliamente conocidos pero por lo general no se considera de buen gusto
señalarlos, por ejemplo:
- El
padre del rey Carl XVI Gustaf, el príncipe Gustaf Adolf, en los años 30
del siglo pasado apoyó financieramente actividades de los nazis
de Alemania, siendo un buen amigo de Herman Göring. La relación de la
nobleza sueca con el nazismo no es cosa del pasado. Por ejemplo el padre de Silvia Sommerlath, la actual esposa de Carl XVI Gustaf (y reina de Suecia), era un miembro del partido nazi.
- A pesar de que no se compara con casos como los de Inglaterra, Francia, España o Bélgica, Suecia también tuvo un pasado esclavista, y de haber podido, la élite sueca se habría puesto en la primera fila del colonialismo europeo
hasta el siglo XIX. Por ejemplo, entre 1638 y 1655 tuvo la colonia de
Nya Sverige en el río Delaware, en Norteamérica. Entre 1650 y 1663 tuvo
la colonia de Cabo Corso, en Ghana, y entre 1785 y 1878, la de Saint-Barthélemy, en las Antillas.
En 1733, la corona sueca trató infructuosamente de establecerse en la
India al tratar de montar una factoría en la ciudad de Porto Novo, hoy
conocida como Parangipettai. Por último, durante 14 meses entre 1813 y
1814, Suecia controló la colonia de Guadalupe en las Antillas Menores.
En realidad, Suecia ha practicado la esclavitud durante varios períodos
de su historia, desde la época de los vikingos hasta el siglo XIX.
- En Suecia, las ideas de la higiene racial durante mucho tiempo contaron con amplio respaldo. Por ejemplo, en 1921 se fundó el Instituto Estatal para la Biología Racial en la ciudad de Uppsala
con la misión de "llevar adelante investigación científica en el área
de la biología racial con especial interés en el pueblo sueco y las
condiciones de Suecia", es decir, para ver cómo "mejorar" la "raza
sueca". El instituto se cerró finalmente en 1958. Además de un clima de
tolerancia hacia las ideologías racistas y nazi, este tipo de políticas
públicas se tradujo en un programa estatal de esterilizaciones forzosas
a la población que funcionó entre 1938 y 2013. Durante ese período,
miles de personas pobres, por lo general mujeres, fueron esterilizadas
porque algún médico consideraba que tenían algún "rasgo hereditario" que
pudiese transmitir "retardo o enfermedad mental a su descendencia". En
muchos casos, una causa de esterilización era la sospecha de pertenecer
al grupo de los "tattare", la tradicional población nómada de
Escandinavia, o de los gitanos,
una minoría que aún hoy en día es el objeto favorito de persecución y
discriminación por parte de las autoridades. Otro grupo especialmente
sometido a intervenciones de esterilización forzosa fueron los
transsexuales. El programa de esterilizaciones fue oficialmente
clausurado en enero de 2013.
- En Suecia, al menos una de cada 10 personas
apoya al partido xenófobo "Demócratas de Suecia". Este partido basa su
política en limitar o anular los derechos de los inmigrantes. Según ese
partido, todos los problemas del país se deben a que hay demasiados
extranjeros. Sin embargo, los "Demócratas de Suecia" no son ni mucho
menos, los únicos racistas y/o neofacistas/neonazis. Por ejemplo, está
el "Partido de los Suecos", de orientación nazi. El 8 de marzo de este año,
un grupo de activistas de ese partido atacó a puñaladas a un grupo de
antirracistas que estaba celebrando el Día Internacional de la Mujer en
la ciudad de Malmö. Uno de los atacantes acababa de regresar de Kiev
donde había estado apoyando a los nazis del "Sector Derecho" de Ucrania.
Hoy en día, partidos como esos reciben protección policial para
manifestarse, por ejemplo, el primero de mayo. En diciembre del año pasado, una manifestación antirracista fue atacada por nazis del grupo Movimiento de la Resistencia Sueca.
Los nazis estaban armados y la policía, que había enviado unos pocos
agentes a pesar de que se había anunciado con anterioridad del ataque en
las redes sociales, no hizo nada para detenerlo. Al final fueron los
propios manifestantes, entre los que había familias con niños pequeños,
los que por su cuenta se encargaron de repeler a los nazis. A pesar de
toda la evidencia disponible, uno de los antirracistas fue condenado a seis años de cárcel por intento de asesinato, mientras que cuatro de los nazis atacantes fueron condenados a penas mucho menos severas. Ese no es un fenómeno aislado. Las leyes y la policía en Suecia son suaves para los racistas y duras para los antirracistas.
- El principal grupo objeto del racismo y la xenofobia en Suecia hoy en día son las personas de raíces africanas.
Según un informe fresco del Centro Multicultural elaborado a petición
del gobierno, mientras los crímenes de odio en general disminuyeron en
un 6% entre 2008 y 2012, los dirigidos contra los negros aumentaron en un 24%.
El informe constató que "la afrofobia es un problema bien extendido en
la Suecia de hoy". Además, según el documento, la violencia en los
ataques contra la gente de raíces africanas es mayor que la que sufren
las víctimas de otros crímenes de odio. Siendo apenas un 7.1% de la
población inmigrante total de Suecia, los "afrosuecos" están expuestos a
un 240% más de violencia.
O sea que una cosa es que existan familias de
inmigrantes, más específicamente de ciertos países del África, que por
el motivo que sea (ignorancia, religión, control) sometan a sus hijas a
la mutilación genital, y otra es que ese problema social se use como
pretexto contra todo un grupo humano. En Suecia hay unos 40.000
somalíes. En mis 20 años de haber vivido en ese país tuve la oportunidad
de conocer a unos cuantos de ellos, así como a muchas personas de
países señalados como santuarios de esa horrible práctica, y la mayoría
de los que yo conocí puedo decir que no estaban de acuerdo con mutilar
los genitales de sus hijas. Sinceramente, los números del estudio de la
comuna de Norrköping parecen por lo menos exagerados.
Según los cables de prensa, un grupo de 30 alumnas,
todas de la misma clase, resultaron ser víctimas de mutilación genital.
En mi experiencia de haber sido profesor suplente de español en una
escuela sueca hace varios años, la posibilidad de encontrar una clase
con 30 alumnas es prácticamente inexistente.
Nunca ví un grupo con más de 20 alumnos (tal vez hoy
los haya, aunque mis amistades suecas con las que he consultado tampoco
lo ven creíble), y que además esa clase esté compuesta de 30 alumnos del
sexo femenino resulta todavía menos creíble. Aún menos creíble es que
hayan 30 alumnas todas de ciertos países del África, del Oriente Medio y
del Asia (además de algunos grupos étnicos de Centro- y Sudamérica).
Francamente, suena a algo totalmente absurdo.
Birgitta Essén, jefa médica e investigadora de la Universidad de Uppsala, no creyó cuando el diario Metro le pidió que comentase los reportes sobre mutilaciones genitales de Norrköping.
"En todo caso, se trataría de una noticia mundial",
dijo. "Si eso sucede en el extranjero antes de que la persona se haya
hecho ciudadana sueca o haya llegado al país, entonces no es ilegal. Si,
por el contrario, los padres envían a la niña al extranjero para que le
hagan la intervención, entonces los padres pueden ser condenados",
explicó la investigadora al periodista.
¿Qué puede haber pasado? Lo más probable es que la
verdad se conozca un poco mejor dentro de unos días, cuando se aplaque
la euforia mediática y ya nadie se acuerde del asunto. Sin embargo,
desde ya podemos aventurar un par de hipótesis: O los resultados del
estudio fueron exagerados, o el estudio fue hecho de manera totalmente
tendenciosa, por ejemplo, sonsacando las respuestas “adecuadas” de las
niñas entrevistadas. Mientras tanto, y a no dudarlo, el problema social
real, de que hay familias que sí cometen esos crímenes contra sus
propias hijas, seguirá existiendo. La razón de esto es sencilla: ¿Cómo
pueden garantizar el bienestar de los niños unos gobiernos de desde hace
ya 20 años están empeñados en empeorar la situación social de las
familias, la educación la salud, etcétera a través de políticas
privatizadoras y promotoras de los valores más antihumanistas? ¿Cómo
pueden velar por el respeto a la dignidad y el bienestar de las personas
gobiernos que han hecho todo por recortar los gastos en el sistema de
asistencia social y en el sistema de atención siquiátrica de la
población?
Lo que tampoco debemos dudar es que este “debate”
levantado por la publicación del estudio de Norrköping resultará en una
mayor criminalización de las personas de raíces africanas que viven en
Suecia, algo parecida a la que en los años posteriores al 11 de
septiembre de 2001 tuvieron que soportar los musulmanes. Cuando la
derecha racista levanta alguna bandera sobre supuestas fallas de grupos
de inmigrantes, por lo general esto va seguido de mayores espacios para
lo que es permisible hacer en contra de esos grupos.
Por ejemplo, hace 30 años la agenda xenófoba en
Suecia era asociada con el fascismo y el nazismo. Poco a poco, se fueron
abriendo los espacios del “debate”, y los mismos grupos que ayer se
rapaban sus cabezas y hacían el saludo nazi hoy están representados en
los gobiernos locales.
A inicios de la década de los 90s, un asesino en serie conocido como “el hombre láser”
sembró el terror al asesinar a un inmigrante y herir a otros 11 (muchos
de ellos con secuelas para toda la vida) con un arma de fuego. En esa
época la Internet era una cosa de expertos y académicos.
Un caso similar en la ciudad de Malmö 20 años más tarde,
que dejó dos muertos (y al menos otros 4 intentos de asesinato), apenas
causó conmoción: Para ese entonces, el neonazi noruego Anders Breivik
ya había alcanzado a asesinar a 77 jóvenes antirracistas en la masacre
de Utøya. Un poco antes de que se produjeran estos asesinatos se habían
puesto de moda las páginas web xenófobas
desde las que se publicaban direcciones y números de teléfono de
inmigrantes y de todas aquellas personas que se consideraban como
demasiado amistosas con los denominados “cabezas negras”. Asimismo, el
“debate” fue ampliado por actos como la publicación de las caricaturas
del profeta Maoma con una bomba en la cabeza y los dibujos del mismo profeta como un perro de rotonda.
Para nosotros como consumidores y usuarios de medios
tanto dentro como fuera de Suecia queda la lección de que hay que ser
crítico con las informaciones que llegan, ya que no siempre son
verdaderas noticias; muchas veces más bien esconden otras realidades
complejas y otras agendas que son verdaderamente importantes de
comprender y contrarrestar.
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