Por Jorge Capelán, RLP, TcS.
Por más desinformación que intenten meter, la "maldita realidad" tiende a colarse de vez en cuando desde las columnas de los medios de la derecha pero, claro está, filtrada por los intereses elitistas, malinches y reaccionarios que defienden.
Por ejemplo, medios de la derecha local este lunes se hacen eco de un cable de El Universal de Venezuela, que reconoce que América Latina está cambiando irreversiblemente y con ella la OEA, el Ministerio de Colonias de los EE.UU. para la región.
En el cable, dos expertos de la oligarquía venezolana reconocen el éxito rotundo de la política internacional de la Revolución Bolivariana en desarmar la estrategia de cerco y derribo orquestada desde hace muchos años por los Estados Unidos.
El Universal cita al ex embajador de Venezuela y redactor de la revista derechista Analítica.com, Emilio Figueredo, según el cual “La OEA está profundamente dominada por los aliados de Chávez, liderizados en América del Sur por Brasil y Argentina, por los países del ALBA y el Caricom. Eso asegura una situación de bloqueo.”
Comentando el despido de parte de Panamá de su embajador ante la OEA Guillermo Cochez la semana pasada, la experta en relaciones internacionales, María Teresa Belandria, dice que el consenso mostrado por los países miembros de la organización “demuestra el inmenso peso que tiene la chequera petrolera venezolana dentro de los países de la OEA”.
“Nadie quiere pelearse con un país que le proporciona petróleo barato para poder sostener ellos su propia gobernabilidad”, explica la intelectual derechista.
“La OEA es un camino que no tiene futuro y mucho menos en manos de un secretario general como (José Miguel) Insulza, quien representa una de esas corrientes (de izquierda)”, dice por su parte Emilio Figueredo, haciéndose eco de las tesis uribistas de grupos violentos como UnoAmérica, en el sentido de que hasta la socialdemocracia en la región está dirigida desde La Habana.
Sobre el futuro de la OEA, María Teresa Belandria cree que "si hay voluntad política, que no la veo en este momento, puede reformarse y fortalecerse” o caso contrario “puede debilitarse aún más y entonces fortalecer los mecanismos regionales que privilegian el diálogo entre iguales con la exclusión de EEUU y Canadá, como Unasur y la Celac”.
Evidentemente, Insulza no es para nada un izquierdista y Venezuela no "regala" su petróleo, sino que establece relaciones solidarias de intercambio y lleva una exitosa política de independencia, no-confrontación y solidaridad en la región. Tampoco reconocen los entrevistados el papel de la crisis mundial, el comercio con China y la bancarrota del modelo de TLC's y privatizaciones impuesto en América Latina a raíz del "Consenso de Washington".
Sin embargo, la conclusión de fondo de los analistas de la derecha venezolana es correcta: La OEA como está ya no tiene sentido y corre el peligro de colapsar y ser sustituída por la CELAC y la Unasur.
Como lo dijo el miércoles el embajador de Nicaragua ante la organización, Denis Moncada Colindres, al asumir la Presidencia del Consejo Permanente de la OEA:
La nueva época de cambio también está incidiendo en la OEA, al plantear los Estados, muchas preocupaciones y la necesidad de hacer transformaciones.
En ese espíritu, esta presidencia considera que al cimentar la creación y funcionamiento de la OEA en la Doctrina Monroe, los Estados Unidos crearon su propio instrumento político-diplomático para imponer lo que han creído es su destino manifiesto de hacer de América un traspatio para el imperio norteamericano, y esa política de Estado, ha sido el origen, causa y desarrollo de la crisis existencial y de funcionamiento de la OEA; lo que obliga a su re-arquitectura.
Sin embargo, transformar la OEA, significa rehacerla de nuevo, refundarla, convertirla en ave Fénix para que renazca de sus cenizas, y pueda funcionar en otros sitios de nuestra geografía hemisférica, en sintonía con los nuevos tiempos y con los intereses de los pueblos de América Latina y el Caribe.
Esperemos que la nueva era ilumine a todos los Estados para tener claridad de la necesidad de transformar a la OEA, o aceptar que esta organización, que está en crisis, puede colapsar. La nueva época de cambio también está incidiendo en la OEA, al plantear los Estados, muchas preocupaciones y la necesidad de hacer transformaciones.
Cierto es que están cambiando los tiempos en esta región del mundo, y de una forma que no se observaba desde hace 200 años. Queda por ver si algún sector de las derechas latinoamericanas sacará las conclusiones pertinentes de este hecho o si éstas continuarán decididas a despeñarse en bloque hacia el precipicio de la historia.
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