Por Jorge Capelán, RLP/TcS.
Cuando se les dice que son de ultraderecha se disgustan, dicen
que los están denigrando y ponen cara de indignación. Sin embargo, esa
es la verdad, y cada día que pasa lo es aún más. Nos referimos a ciertos
"renovadores" (¿de qué, si parecen momias?) "sandinistas" (una
denominación que afrentan).
En este caso, tenemos que señalar una vez más
los pies embarrados de su vaca sagrada, el escritor Sergio Ramírez
Mercado, que hace tiempo ya dejó la literatura para dedicarse a insultar
a su pueblo con regulares y crecientes dosis de bilis reaccionaria.
Esta vez Mercado, desde las páginas de La Prensa sale al ataque, nada más ni nada menos que contra el presidente Ecuatoriano Rafael Correa y en defensa del diario El Universo de Guayaquil.
Como es sabido, el presidente ecuatoriano inició y ganó un
juicio por injurias contra El Universo y sus directivos, además del ex
editor del medio, Emilio Palacio. El diario publicó a inicios de 2011 un artículo de Palacio
en el que se afirmaba que Correa había ordenado disparar contra civiles
durante el intento de golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010, y
advertía al mandatario de que podría ser juzgado por crímenes de lesa
humanidad.
Un juez dictó tres años de prisión contra los imputados y el
pago de una indemnización de 40 millones de dólares en conjunto, al
encontrar que incurrieron en el delito de injurias calumniosas, de
acuerdo al Código Penal ecuatoriano. La sentencia fue ratificada en
septiembre del año pasado y en enero de este año, pero el lunes de esta
semana el presidente Correa, haciendo uso de las facultades que le
confiere la ley, decidió perdonar a los imputados, aunque aseguró que no habría olvido para campañas injuriosas como la de El Universo.
Para Mercado, esto es un ataque a la democracia y a la libertad de expresión.
Según el escritor, sólo es "una aseveración atrevida" el decirle a un mandatario que "...un
nuevo presidente, quizás enemigo suyo, podría llevarlo ante una corte
penal por haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un
hospital lleno de civiles y gente inocente" cuando no se tienen las más mínimas pruebas de que así sea.
Claro, para un escritor como Ramírez:"Todo es fabricado.
Todo se hace atando cabos (...) creo que en la medida en que el lector
queda convencido de que lo que le estoy contando es real, yo estoy
desempeñando mi papel. Mi papel es buscar cómo engañar al lector," según dijo en una entrevista concedida a Carlos Powell en 2003 con el paradójico título de "El deber de contar es un deber serio".
Lo que dice Mercado podrá ser aceptable en la literatura, pero en el mundo real se llama calumnia.
Sin embargo, Sergio Ramírez no se queda ahí. Acusa al
presidente Correa de tener ambiciones dictatoriales porque en su país se
ha aprobado una reforma a la ley electoral según la cual durante las
campañas electorales, los medios de comunicación "se abstendrán de
hacer promoción directa o indirecta, ya sea a través de reportajes
especiales o cualquier otra forma de mensaje que tienda a incidir a
favor o en contra de determinado candidato".
Evidentemente, de ser así, esa sería una prohibición
draconiana y además imposible de llevar a la práctica, por no decir, un
atentado a la libre expresión de las ideas. Pero lo que Sergio Ramírez
oculta es que la prohibición se refiere al silencio electoral que rige 48 horas antes de una elección - una disposición perfectamente normal, que rige los sistemas democráticos de muchos países del mundo.
Claro, pero según el canon de Sergio Ramírez "todo es
fabricado" y "todo se hace atando cabos". El problema es que ese canon
lleva a lo contrario de la democracia, a los golpes de estado barnizados
de revueltas por los medios.
La carrera de Ramírez Mercado va por un derrotero cada vez más derechista. De seguir así quién sabe adónde irá a parar:
De vicepresidente e intelectual revolucionario durante la
década de los 80s a "renovador" socialdemócrata a mediados de los 90s. A
fines de esa década le dieron un jugoso premio en la editorial
Alfaguara, lo que no le impidió retirar otra distinción de la Casa de
las Américas en La Habana. Unos años más tarde, Mercado sale diciendo
que "la revolución cubana es un experimento fallido" y que Hugo Chávez, Fidel Castro y Daniel Ortega son "caudillos posmodernos".
Más tarde, ya en los territorios del derechismo descarado, se opone a
la no-renovación de la licencia del canal venezolano golpista RCTV en
mayo de 2007, y así sucesivamente, hasta ir a dar su apoyo al provecto Fabio Gadea en las elecciones pasadas.
Que ahora lo veamos aparecer en la página de opinión de La
Pren-CIA S.A., el diario por excelencia de la reacción nicaragüense y
afamado miembro del club de latifundistas mediáticos de la SIP, no
debería sorprender a nadie.
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