No podía haber mejor epílogo a la fracasada y mal llamada Cumbre de las Américas de este fin de semana que la recién anunciada decisión de la presidenta argentina Cristina Fernández de expropiar la petrolera YPF, un hecho que marca un hito más en la independización de nuestro continente.
Este lunes en horas de la mañana, Buenos Aires       anunció que enviará hoy mismo al Congreso una iniciativa que       establece la expropiación de acciones de YPF, equivalentes al 51       por ciento del capital social, en el marco de un proyecto de ley       de soberanía hidrocarburífera, informa la agencia Télam. 
Cristina Fernández dijo que la Argentina corre       el riesgo de tornarse inviable por políticas empresariales y no       por falta de recursos naturales.
Desde hace varios años se conoce que Argentina       tiene abundantes recursos petrolíferos "no convencionales", es       decir, petróleo difícil de extraer que ahora con la crisis       energética se vuelve rentable explotar. 
Igual que en el caso del "bitumen" venezolano,       el cuento de las multinacionales era que esos recursos no valían       nada, pero en realidad Argentina tiene, según los expertos, una de       las mayores reservas de este tipo de petróleo que, a pesar de los       altos costos de extracción, reportará a ese país grandes       cantidades de dinero y, sobre todo, la garantía de la       independencia energética que requiere su desarrollo.
Cristina Fernández anunció además que se       declarará de interés público nacional la explotación de       hidrocarburos, precisamente para lograr el autoabastecimiento       energético.
La presidenta también dijo que firmó un decreto       para intervenir YPF, y que designó como interventores al ministro       de Planificación y al viceministro de Economía.
El proyecto establece la expropiación del 51       por ciento de las acciones, de las cuales el Estado nacional       tendrá el 26,01% del total y las provincias productoras, el       24,99%.
La iniciativa, que afirma el carácter de       interés social de la empresa, establece la necesidad de garantizar       el desarrollo económico, así como el crecimiento "equitativo y       sustentable de las provincias".
Además, indica que en caso de que otro gobierno       futuro quiera volver a privatizar las acciones hoy expropiadas,       deberá contar con una mayoría especial de dos tercios del       Congreso.
De "proseguir con esta política de vaciamiento,       de no producción, de no exploración, prácticamente nos tornaríamos       en un país inviable, por políticas empresariales y no por       recursos, ya que somos el tercer país en el mundo -según la       agencia de petróleo de los Estados Unidos- luego de China y EEUU       en tener gas", dijo.
Esta decisión soberana del gobierno argentino       es una patada en el hígado a España, que hace unos días dijo por       boca de su canciller que "cualquier agresión a Repsol-YPF" sería       "considerada una agresión al gobierno español".
En realidad, lo único que puede hacer España,       además de patalear, es recurrir al Ciadi, el tribunal       internacional del Banco Mundial. Con los enormes beneficios en       juego, no sería un grave problema para Argentina pagar, en el peor       de los casos, un abultado resarcimiento económico a los españoles       al cabo de un juicio que será largo, y en cuyo ínterin muchas       cosas pueden pasar con la economía global y con el Banco Mundial.       A la larga el tema del juicio le saldrá costando mucho más caro a       los españoles, sumidos en una crisis brutal, que a los argentinos,       con una economía ávida de energía para seguir creciendo a tasas       chinas.
Seguramente fue para darle los últimos retoques       a las propuestas de ley anunciadas hoy lunes que ayer la       presidenta argentina tomó el avión de regreso a Buenos Aires       inmediatamente después de haber posado para la foto de rigor con       los mandatarios en la fracasada Cumbre de Cartagena de Indias. 
En esa cumbre los ausentes: Cuba, Ecuador,       Venezuela y Nicaragua, dieron la tónica al señalar que ya no tiene       sentido seguir con esas farsas cada tres años si no se reconocen       las nuevas realidades que han surgido en la región. El presidente       boliviano Evo Morales, sólo asistió a Cartagena para insistir en       ese hecho.
Con la actual crisis capitalista se caen 500       años de colonización y conquista que le permitieron a Occidente       llegar a situarse en la cúspide del poder mundial. Ahora todo eso       se viene abajo. 
En una actitud disfuncional, la secretaria de       Estado Hilary Clinton se va a un bar de estilo habanero en la       ciudad colombiana al tiempo que todos se preguntan, al ver las       fotos de su escapada nocturna, "¿de qué se rie?". Se fue de       Cartagena de Indias sin lograr una declaración final, con todos       los países latinos demandándole que abandone su bárbara política       contra Cuba y para colmo de males, con sus agentes de seguridad       envueltos en un escándalo de prostitución. Su respuesta: irse a       beber cerveza a un bar.
Así están de impotentes europeos y       estadounidenses. Desgraciadamente, su impotencia es directamente       proporcional al volumen de sus arsenales militares...
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